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El museo de radio comenzó sin querer queriendo, así lo manifestó a La Prensa, Hernán Franco González, locutor y productor en la emisora de Rionegro Estéreo, donde trabaja hace ya varios años, pues expresa que fue algo que se fue dando poco a poco, pero también se debe a que es un tema que le apasiona desde que empezó a hacer radio.

La curiosidad por cada objeto radial y por la manera en la que venía evolucionando este campo de la comunicación, llevó a Hernán a coleccionar cada elemento que adquiría y que de alguna manera representa la historia de la radio. “Cuando tuve la oportunidad de ver cómo destruían algunos equipos antiguos, me daba mucha nostalgia; yo decía, cómo van a dañar una consola de perilla, como van a dañar un instrumento de esos si aquí la radio comenzó fue con esos equipos, y terminar así arrumados y en el peor de los casos, destruidos, entonces yo dije ‘voy a hacer algo’, y así terminé creando un pequeño museo”.

Con aproximadamente 80 instrumentos radiales, este museo pretende, entre otras cosas, evocar la época de los 60, 70, 80, e incluso, la época de la posmodernidad. Con equipos como las consolas análogas, de ocho canales, con las que se trabajaba en los años 60, donde se podían escuchar “Las aventuras de Montecristo”, “La ley contra el hampa”, y otros programas radiales; micrófonos RCA Víctor, que pesan casi 5 kilos, y con los que varios locutores hacían las radio-novelas; Radio Philips de los RCA; grabadoras Ampex, donde se reproducían las cuñas radiales; las cartucheras en forma de casetes que eran para las cuñas; los MiniDisc, que eran digitales, donde grababan la música, las cuñas y se promocionaban los jingles.

Según Hernán Franco, que también lo eran los tornamesa; varios radios Dex, un ecualizador de los 80 de la radio; los Denon, cuando empezaron a salir los CD en los 80, era un aparato donde se introducía el CD como en una caja y se ponía la canción para que sonara; micrófonos de varias referencias, grandes y pequeños para cadenas de radio; y algunas placas, llaveros y cubos con los logos de los clásicos de las emisoras. “Con el tiempo la gente empieza a saber que uno tiene cositas, incluso me llaman y me los regalan. Yo colecciono todo eso y voy a seguir consiguiendo más mientras se pueda”, agregó Hernán Franco, quien además manifestó que le gustaría tener más logos de cubos de emisoras, conseguir objetos mucho más clásicos de los que tiene, y referencias de micrófonos más antiguos de los años 50, 60…

El objetivo de Hernán Franco con el museo es poder verlo y disfrutarlo, principalmente con sus dos hijos, quienes al principio no creían en el proyecto, y ahora quieren conservarlo. También ha tenido la oportunidad de donarlo a un museo y no descarta la idea; sin embargo, su sueño es que la gente lo vea, especialmente los estudiantes, con el fin de que se enteren de cómo se hacía la radio en esa época. “La gente que ha ido al museo se ha tomado fotos y es algo gracioso, porque aparte, justo ahí en el salón del museo, también colecciono artículos de la antioqueñidad; tengo como 70 cuadros, y he hecho hasta una exposición en el Centro Comercial San Nicolás. Pero lo de la radio es porque me gusta, la siento y me gano la vida haciéndola”, expresó el locutor de Rionegro Estéreo.

Finalmente, este apasionado por la radio, abre las puertas a su museo a todas aquellas personas que estén interesadas en este campo, pues para él esto significa tanto, que pensó en hacer este espacio, “si no lo expongo al público sí quiero que mis niños, mis amigos y algunos comunicadores, vayan y vean cómo se hacía radio, cómo se trabajaba, cómo era un turno en la radio hace 15 o 20 años a un turno de hoy en día. Antes tenía que vivir uno sentado y ahora hay una facilidad tremenda. Entonces la idea del museo es conservarlo y mantenerlo”, concluyó.

Hernán Franco

Hernán es nacido en El Carmen de Viboral y lleva 17 años haciendo radio. Empezó cuando aún existía la cadena Súper, en Medellín, luego participó en otras cadenas, y llegó a Rionegro, donde se quedó, pues expresó que el ambiente en la ciudad era muy tenso, “no es lo mismo vivir aquí que estar en la capital, así gane uno más, allá, le va mejor aquí. Yo lo comprobé y estoy más tranquilo. Aquí se hace radio para la gente del pueblo, no hay tanto acelere, la capital maneja un estrés muy diferente”, comentó.

Para Hernán, la radio ha cambiado muchísimo, debido a que las redes sociales la han fortalecido, pero también piensa que estas plataformas la han desfavorecido porque ya la gente no quiere escuchar la radio a.m., y ha perdido la química que había mucho antes, que era fundamental en los hogares. Sin embargo, y a pesar de esto, Hernán califica la radio como algo mágico, y afirma la frase de Martín Wullich: “la radio es el teatro de la mente”.

 

Por: Periódico La Prensa